La Amigdalitis es una inflamación de las amígdalas, que son
dos masas de tejido ovalado ubicadas en la parte posterior de la garganta.
Estas estructuras son parte del sistema inmunológico y desempeñan un papel
crucial en la protección del cuerpo contra infecciones bacterianas y virales.
La amigdalitis puede ser aguda o crónica y puede estar asociada con diversos
síntomas y complicaciones.
Existen dos tipos principales:
Amigdalitis aguda: Es bastante común en niños pequeños y
adolescentes. Generalmente es causada por virus en 2 de cada 3 casos, siendo las
bacterias menos frecuentes. Los virus más comunes son el de Epstein-Barr,
influenza, herpes simple, adenovirus y enterovirus. Las bacterias más
frecuentes son los estreptococos.
Amigdalitis crónica: Es menos común y se caracteriza por
infecciones intermitentes durante más de 6 meses. Puede causar síntomas como
aparición de placas de exudado sobre las amígdalas
Fisiología de las Amígdalas:
Las amígdalas son órganos linfoides formados por tejido
linfoide agrupado y están situadas a ambos lados de la garganta, detrás del
paladar blando.
Tienen un papel crucial en el sistema inmunológico, ya que
forman parte del anillo de Waldeyer, un componente del tejido linfoide que
ayuda a proteger el cuerpo contra patógenos que ingresan por la boca y la
nariz.
Las amígdalas contienen células inmunes, como linfocitos T y B, así como
células plasmáticas, que ayudan en la defensa contra infecciones
Causas de la Amigdalitis:
La amigdalitis puede ser causada por diversos agentes
infecciosos, siendo los virus y bacterias los más comunes. Los virus que pueden
causar amigdalitis incluyen el virus de Epstein-Barr (causante de la
mononucleosis infecciosa), adenovirus, rinovirus, virus respiratorio sincitial
(VRS) y virus del herpes simple.
Por otro lado, las bacterias que suelen
desencadenar amigdalitis son principalmente Streptococcus pyogenes (grupo A de
Streptococcus), que causa faringitis estreptocócica.
Otras bacterias menos
comunes incluyen Streptococcus pneumoniae, Haemophilus influenzae y
Staphylococcus aureus.
Diagnóstico Diferencial:
El diagnóstico de la amigdalitis implica una evaluación
clínica detallada. Los síntomas característicos incluyen dolor de garganta,
dificultad para tragar, inflamación de las amígdalas y fiebre.
Sin embargo,
estos síntomas pueden estar presentes en otras condiciones, como faringitis
viral, infecciones respiratorias superiores y enfermedades de transmisión
sexual (en el caso de la amigdalitis gonocócica).
Para distinguir entre la
amigdalitis viral y bacteriana, se pueden realizar pruebas adicionales, como
cultivos bacterianos de hisopos faríngeos, pruebas de antígeno estreptocócico
rápido y análisis de sangre para detectar signos de infección.
Tratamiento:
El tratamiento de la amigdalitis varía según
la causa y la gravedad de la infección. La amigdalitis viral generalmente se
maneja con medidas de apoyo, como descanso, ingesta abundante de líquidos,
analgésicos de venta libre (paracetamol o ibuprofeno) para aliviar el dolor y
la fiebre, y gárgaras con soluciones salinas tibias para aliviar la irritación
de garganta.
En casos de amigdalitis bacteriana confirmada, especialmente
cuando se trata de faringitis estreptocócica, se prescribe un curso de
antibióticos, típicamente penicilina o amoxicilina, para combatir la infección
y prevenir complicaciones como fiebre reumática y glomerulonefritis
post-estreptocócica.
En casos de amigdalitis crónica recurrente o severa que no
responde al tratamiento médico conservador, puede considerarse la remoción
quirúrgica de las amígdalas, conocida como amigdalectomía.
Prevención:
La prevención de la amigdalitis implica medidas para reducir el riesgo de contraer infecciones respiratorias, como lavarse las manos regularmente, evitar el contacto cercano con personas enfermas, mantener una buena higiene bucal, evitar fumar y mantener un sistema inmunológico saludable mediante una dieta equilibrada, ejercicio regular y descanso adecuado
En resumen, la amigdalitis es una condición común que puede ser causada por una variedad de agentes infecciosos. El diagnóstico preciso y el tratamiento adecuado son fundamentales para aliviar los síntomas, prevenir complicaciones y promover una recuperación rápida
Recomienda si te sirvió
Social Plugin