Manejo práctico de la dislipidemia en el primer nivel de atención: un abordaje centrado en el paciente
La Dislipidemia es una alteración común de los lípidos plasmáticos que contribuye de forma silenciosa y progresiva a la enfermedad cardiovascular aterosclerótica (ECV).
Este artículo ofrece un enfoque práctico, actualizado y humanizado sobre su evaluación y tratamiento en el primer nivel de atención, resaltando la importancia del acompañamiento médico centrado en la persona.
Introducción
En la consulta diaria, los médicos generales nos enfrentamos a pacientes que llegan por múltiples razones: un chequeo rutinario, una cefalea persistente, o incluso una preocupación transmitida por un familiar. Pero, detrás de esos motivos, muchas veces descubrimos un enemigo silencioso: la dislipidemia.
Este trastorno, caracterizado por niveles anormales de lípidos en sangre, suele pasar desapercibido hasta que se manifiesta en forma de infarto, accidente cerebrovascular o enfermedad arterial periférica. En un contexto como el nuestro, donde el acceso a especialistas puede ser limitado, el médico de atención primaria se convierte en la primera y a veces única línea de defensa.
Epidemiología y relevancia clínica
A nivel global, se estima que cerca del 40% de los adultos presentan dislipidemias, muchas de ellas no diagnosticadas ni tratadas. En América Latina, el problema se agrava por factores sociales: dietas hipercalóricas, sedentarismo, pobreza nutricional y un sistema de salud fragmentado.
La hipercolesterolemia, especialmente por elevación del LDL-colesterol, es el subtipo más relacionado con el desarrollo de placas de ateroma. La hipertrigliceridemia se vincula además a la pancreatitis aguda. Sin embargo, más allá de los números, cada dislipidemia es una historia de vida expuesta a riesgo.
Evaluación integral desde una perspectiva humanizada
1. Escuchar antes de intervenir
El primer paso en la atención no es el análisis de laboratorio, sino la escucha activa. Comprender el contexto del paciente —su entorno, hábitos, emociones y motivaciones— permite una intervención más efectiva y respetuosa.
“Doctor, yo como mucho frito porque es lo más barato…”
“No tengo tiempo de hacer ejercicio, salgo del trabajo a las 9 de la noche…”
Estas frases nos muestran que el manejo no debe centrarse solo en cifras, sino en realidades humanas.
2. Historia clínica y evaluación de riesgos
Se recomienda aplicar herramientas como Framingham o SCORE2, no solo para estratificar el riesgo cardiovascular, sino para iniciar un diálogo clínico-educativo.
Se debe investigar:
Historia familiar de ECV prematura
Tabaquismo activo o pasivo
Sedentarismo
Síntomas relacionados: dolor torácico, disnea, claudicación
3. Pruebas diagnósticas
Perfil lipídico completo (ayuno de 8-12 horas)
Glicemia, creatinina, TSH, ALT/AST (para descartar causas secundarias)
ECG si hay factores de riesgo acumulados.
Tratamiento: ciencia con empatía
Modificaciones del estilo de vida
Aquí es donde la ciencia se encuentra con la humanidad. No basta con decir: “baje el colesterol”. Hay que educar sin juzgar, enseñar sin imponer, motivar sin castigar.
Estrategias efectivas:
Explicar con dibujos o ejemplos qué es el colesterol.
Personalizar metas: “Vamos a caminar 10 minutos 3 veces por semana, ¿le parece?”
Fomentar pequeños cambios sostenibles en la dieta (más agua, menos frituras, agregar frutas).
Tratamiento farmacológico
Las estatinas siguen siendo el pilar terapéutico en prevención primaria y secundaria.
Principios clave:
Iniciar con dosis bajas e ir ajustando según tolerancia.
Monitorizar función hepática y CK solo si hay síntomas.
Considerar ezetimiba o fibratos en casos mixtos o con hipertrigliceridemia.
Dosis inicial típica:
Atorvastatina 10–20 mg/día
Rosuvastatina 5–10 mg/día
En pacientes con riesgo cardiovascular muy alto, el objetivo es lograr un LDL < 70 mg/dL o incluso < 55 mg/dL.
Seguimiento: acompañamiento continuo
El control de la dislipidemia no es una receta de un solo día. Requiere seguimiento compasivo, continuo y flexible. Cada visita es una oportunidad para reforzar hábitos, ajustar dosis y celebrar logros.
“Doctor, ya bajé 10 libras y mi colesterol está mejor… ¡gracias por no rendirse conmigo!”
La motivación nace de sentirse acompañado, no juzgado. Por eso, el enfoque humanizado transforma el tratamiento en una alianza.
Tabla 1: Valores normales y alterados en dislipidemia
|
¿Qué es LDL y HDL?
LDL (lipoproteína de baja densidad): Transporta colesterol del hígado a las arterias. Cuando está elevado, favorece la formación de placas de ateroma, aumentando el riesgo cardiovascular.
HDL (lipoproteína de alta densidad): Transporta colesterol desde las arterias de vuelta al hígado para su eliminación. Niveles altos protegen contra enfermedades cardiovasculares.
Tabla 2: Medicamentos comunes en dislipidemia
Medicamento |
Uso principal |
Comentario |
Estatinas (Atorvastatina, Rosuvastatina) |
Reducir LDL y prevenir enfermedad cardiovascular |
Primera línea; ajustar dosis según respuesta |
Fibratos |
Reducir triglicéridos altos |
Útil en hipertrigliceridemia severa (> 500 mg/dL) |
Ezetimiba |
Complementa efecto de estatinas para LDL |
Se usa en combinación si LDL no alcanza la meta |
Omega-3 (EPA/DHA) |
Reducir triglicéridos moderados a altos |
Suplemento adjunto al tratamiento farmacológico |
¿Cómo actúan las estatinas?
Las estatinas inhiben la enzima HMG-CoA reductasa en el hígado, que es clave para la producción de colesterol. Esto reduce la síntesis de colesterol LDL, ayudando a disminuir sus niveles en sangre y previniendo la formación de placas ateroscleróticas.
HDL (Colesterol Bueno) <--- Recoge colesterol de arterias <--- Protege corazón
Conclusión
El manejo de la dislipidemia en atención primaria va mucho más allá de reducir un número en un examen de laboratorio. Es un acto preventivo, clínico y profundamente humano. Requiere conocimientos científicos actualizados, sí, pero también requiere tiempo, empatía y compromiso con la salud del otro.
En la medicina general, donde los rostros son familiares y las historias se entrelazan con nuestras propias comunidades, cada intervención contra la dislipidemia es una inversión en calidad de vida y dignidad humana.
Recomienda si te sirvió