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Causas, Síntomas Y Tratamiento De La Lumbalgia: Todo Lo Que Debes Saber

Lumbalgia

La lumbalgia es el dolor localizado en la parte baja de la espalda o región lumbar. 

 Este tipo de dolor puede ser agudo (de corta duración) o crónico (persistente) y puede limitar la movilidad del paciente o incluso ser incapacitante. La lumbalgia es una de las causas más comunes de consultas médicas y de pérdida laboral a nivel mundial.

Origen:

La lumbalgia puede originarse en múltiples estructuras anatómicas de la región lumbar, incluyendo músculos, ligamentos, discos intervertebrales, vértebras o raíces nerviosas.

 El dolor también puede estar relacionado con factores externos como el sobrepeso, el sedentarismo o la mala postura, o con patologías específicas que afectan la columna vertebral.

Fisiopatología:

El dolor lumbar puede surgir debido a una alteración en cualquiera de las estructuras que forman la  columna lumbar. Existen tres tipos principales de mecanismos fisiopatológicos que explican la lumbalgia:

Lesión mecánica: Alteración en los músculos, ligamentos, discos o articulaciones vertebrales. El dolor mecánico suele aumentar con el movimiento y mejorar con el reposo.

Compresión nerviosa: Como en el caso de la ciática, donde un disco intervertebral herniado puede comprimir una raíz nerviosa, generando dolor irradiado.

Inflamación: La inflamación en la columna puede deberse a condiciones como artritis, espondilitis o infecciones.

Causas:

La lumbalgia tiene varias causas, que pueden ser clasificadas en mecánicas, inflamatorias, degenerativas, traumáticas o viscerales:

Causas mecánicas:

  • Distensiones o esguinces musculares y ligamentosos.
  • Hernia de disco.
  • Degeneración del disco intervertebral (enfermedad degenerativa del disco).
  • Espondilosis (artrosis lumbar).
  • Escoliosis o deformidades de la columna vertebral.
  • Sobrecarga por malas posturas o levantamiento incorrecto de objetos pesados.

Causas inflamatorias:

  • Espondilitis anquilosante.
  • Artritis reumatoide.

Causas traumáticas:

  • Fracturas vertebrales (por traumatismos o por osteoporosis).

Causas degenerativas:

  • Estenosis espinal lumbar (estrechamiento del canal espinal que comprime los nervios).
  • Enfermedad degenerativa de las articulaciones facetarias.

Causas viscerales:

  • Dolor referido de órganos internos, como los riñones (pielonefritis, cálculos renales) o los órganos pélvicos.

Factores de riesgo:

  • Obesidad.
  • Sedentarismo.
  • Trabajo que implique levantar pesos o estar sentado por mucho tiempo.
  • Edad avanzada.

Posturas incorrectas pueden agravar el lumbago

Las posturas incorrectas pueden agravar el lumbago al aumentar la tensión en la columna lumbar y los músculos circundantes. A continuación se detallan algunas de las posturas más perjudiciales:

Posturas que Agravan el Lumbago

Sentarse encorvado: Permanecer en una posición encorvada durante largos períodos aumenta la presión
sobre la parte baja de la espalda. Esto puede resultar en una tensión excesiva en los músculos y ligamentos, provocando dolor lumbar.

Levantamiento inadecuado: Usar la espalda para levantar objetos pesados en lugar de las piernas puede causar lesiones. La técnica correcta implica agacharse con las rodillas y mantener la carga cerca del cuerpo.

Permanecer de pie por períodos prolongados: Estar parado sin moverse puede provocar fatiga muscular y tensión en la espalda. Alternar entre estar sentado y de pie es fundamental para evitar el dolor.

Inclinación excesiva: Inclinarse hacia adelante sin flexionar las rodillas o apoyarse en una superficie puede forzar la columna lumbar. Es recomendable mantener las rodillas ligeramente flexionadas y la espalda recta al inclinarse.

Uso de sillas inadecuadas: Sentarse en sillas que no proporcionan soporte lumbar adecuado o que son demasiado altas o bajas puede contribuir a una mala postura. Es esencial que los pies estén apoyados en el suelo y que la espalda esté recta contra el respaldo.

Posturas estáticas: Mantener una misma postura durante mucho tiempo, ya sea sentado o de pie, puede causar rigidez y dolor. Es aconsejable cambiar de posición regularmente para mantener los músculos activos.

Adoptar hábitos posturales correctos y ser consciente de cómo se mueve el cuerpo en actividades diarias son pasos clave para prevenir y aliviar el lumbago.

Diagnóstico diferencial:

El diagnóstico diferencial de la lumbalgia incluye una serie de patologías que pueden confundirse con esta condición, por lo que es importante evaluar exhaustivamente al paciente:

Hernia de disco lumbar: Dolor irradiado hacia la pierna (ciática).

Espondilitis anquilosante: Dolor lumbar inflamatorio que mejora con el ejercicio y empeora con el reposo.

Fractura vertebral: Especialmente en pacientes con osteoporosis.

Metástasis ósea: Tumores que pueden afectar la columna vertebral.

Dolor visceral referido: Causado por enfermedades renales, aneurisma aórtico o problemas ginecológicos.

Síndrome de la cauda equina: Urgencia médica que presenta debilidad, pérdida del control de esfínteres, y anestesia en silla de montar.

Consecuencias:

La lumbalgia puede tener diversas consecuencias si no es tratada adecuadamente:

Físicas:

  • Limitación en la movilidad.
  • Disminución de la fuerza muscular en la zona lumbar y de los miembros inferiores.
  • Alteración en la postura y marcha del paciente.

Psicológicas:

  • Ansiedad o depresión debido al dolor crónico.
  • Miedo al movimiento o "kinesiofobia".

Sociales y laborales:

  • Ausentismo laboral.
  • Disminución de la capacidad para realizar tareas diarias.
  • Impacto en la calidad de vida.

Crónicas:

  • Si no se aborda adecuadamente, la lumbalgia puede volverse crónica y debilitante, lo que conlleva una mayor dependencia de analgésicos y posibles intervenciones quirúrgicas.

 

Tratamiento:

Tratamiento farmacológico:

    • Analgésicos: Paracetamol y antiinflamatorios no esteroides (AINEs) como el ibuprofeno o naproxeno.
    • Relajantes musculares: Como metocarbamol o ciclobenzaprina en casos de espasmos musculares.
    • Antidepresivos: Para el dolor crónico neuropático, como la amitriptilina.
    • Opioides: En casos de dolor severo, pero deben ser administrados con cautela.
    • Corticoides: En algunos casos de dolor inflamatorio.

Tratamiento no farmacológico:

  • Reposo limitado: Mantener la actividad dentro de los límites del dolor es crucial, evitando el reposo prolongado que puede empeorar la condición.
  • Fisioterapia: Ejercicios para fortalecer los músculos de la espalda, mejorar la postura y aumentar la flexibilidad.
  • Terapias manuales: Masajes, terapia manipulativa y técnicas de movilización.
  • Acupuntura: Puede ser útil como terapia complementaria.
  • Terapias de calor y frío: El frío puede reducir la inflamación y el calor relajar los músculos tensos.

Tratamiento invasivo:

  • Inyecciones de esteroides: Bloqueos epidurales para aliviar el dolor severo por compresión nerviosa.
  • Cirugía: En casos de hernias de disco graves, estenosis espinal o fracturas vertebrales que no mejoran con tratamiento conservador.
  • Descompresión nerviosa: Cuando hay afectación severa de las raíces nerviosas.

Prevención:

    • Ejercicio regular: Fortalecimiento del core y ejercicios de estiramiento.
    • Postura adecuada: Al sentarse, estar de pie y levantar objetos.
    • Control del peso corporal: Mantener un peso adecuado para evitar sobrecarga en la columna lumbar.
    • Ergonomía: Uso adecuado de mobiliario en el trabajo y evitar sobreesfuerzos físicos.

 

El tratamiento de la lumbalgia debe ser personalizado, dependiendo de la causa subyacente, la intensidad del dolor y el estado general del paciente.

 

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