Sulfohemoglobinemia
Es la intoxicación por ácido sulfhídrico.
Es un gas muy toxico, incoloro, muy irritante, inflamable, con un característico olor a huevos podridos que solo es posible detectar a bajas concentraciones. La intoxicación es siempre secundaria petroquímica, en minas, fábricas de viscosa y rayón, de papel, en cloacas y fosas sépticas, en la fabricación de pegamentos y vulcanización de plástico o en la producción de agua pesada para los reactores nucleares.
Se une a la hemoglobina formado el complejo sulfohemoglobina, no apta para el transporte de oxígeno. Dadas las características del toxico la clínica es doble, por un lado irritativa y por otro sistémica, con efectos muy graves que aparecen rápidamente en intoxicaciones con dosis elevadas.
Dependiendo de la concentración del gas puede producir irritación mucosa
ocular y nasal (tos, queratoconjuntivitis), dolor torácico, edema pulmonar,
cefalea, desorientación, coma y convulsiones; la dosis letal es 1,000 ppm.
El diagnostico viene dado por la clínica y la exposición laboral
ya que no se dispone de forma generalizada de determinación especificas del tóxicos
en sangre.
En el manejo terapéutico el soporte vital avanzado es esencial debido a la frecuencia con que se presenta apnea durante la intoxicación, así como insuficiencia respiratoria por edema agudo de pulmón.
Por tanto, se debe proteger la vía aérea y administrar oxigeno al 100%. Por otro lado, deben tratarse las complicaciones cardiovasculares (hipotensión, edema pulmonar) y neurológicas (convulsiones).
La administración de oxigeno hiperbárico se indicaría como tratamiento en caso de ausencia de respuesta a antídotos, como
el nitrito de amilo y el nitrato sódico, que convierten la hemoglobina y
sulfohemoglobina. El uso de nitratos debe evitase en caso de deterioro hemodinámicos importante.
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